Alquimia En arábigo Ul-Khemi, es, como lo indica el nombre, la química de la Naturaleza. Ul-Khemi o Al-Kîmîa, sea como fuere, es sólo una voz arabizada tomada del griego chemeia, de chumos (zumo), jugo extraído de una planta. Dice el Dr. Wynn Wescott: "el uso primitivo del actual término alquimia se encuentra en las obras de Julio Firmicus Maternus, que vivió en los tiempos de Constantino el Grande. La Biblioteca Imperial de París contiene el más antiguo tratado de alquimia existente conocido en Europa; fue escrito en lengua griega por Zósimo el Panopolita, unos 400 años después de J.C. El tratado que le sigue en actualidad es debido a Eneas Gazeus, 480 años después de J.C." La Alquimia trata de las fuerzas más sutiles de la Naturaleza y de las diversas condiciones en que aquellas obran. Pretendiendo bajo el velo del lenguaje, más o menos artificial, comunicar a los no iniciados la porción del Mysterium Magnum que puede ponerse con seguridad en manos de un mundo egoísta, el alquimista sienta como primer principio la existencia de cierto Disolvente Universal, por cuyo medio todos los cuerpos compuestos se resuelven en la substancia homogénea de la cual fueron producidos, substancia a la que da el nombre de "oro puro" o summa materia. Este disolvente, llamado también menstrum universale, tiene la virtud de expeler del cuerpo humano todo germen de enfermedad, de renovar la juventud y prolongar la vida. Tal es el Lapis philosophorum o Piedra filosofal. La Alquimia penetró por vez primera en Europa por conducto de Geber, el gran sabio y filósofo árabe, en el siglo octavo de nuestra era; pero fue conocida y practicada muchos siglos antes en la China y en Egipto. Numerosos papiros sobre Alquimia y otras pruebas que demuestran que era el estudio favorito de los reyes y sacerdotes, han sido exhumados y conservados con el nombre genérico de tratados herméticos. (Consultar: Tábula Smaragdina). La Alquimia se estudia bajo tres aspectos diversos susceptibles de muy distintas interpretaciones, y son: el Cósmico, el Humano y el Terrestre. Estos tres métodos estaban representados por las tres propiedades alquímicas: azufre, mercurio y sal. Varios escritores han afirmado que hay tres, siete, diez y doce procedimientos respectivamente; pero todos concuerdan en que no hay sino un solo objeto en Alquimia, que es el transmutar en oro puro los metales groseros. Con todo, respecto a lo que en realidad es aquel oro, muy poca gente lo sabe con exactitud. No cabe duda de que existe en la Naturaleza una transmutación de los metales más viles en el más noble, o sea el oro. Pero éste es tan solo un aspecto de la Alquimia, el terrestre o puramente material, pues lógicamente comprendemos que el mismo procedimiento se ejecuta en las entrañas de la tierra. Sin embargo, aparte de esta interpretación, existe en la Alquimia un significado simbólico, puramente psíquico y espiritual. En tanto que el alquimista cabalista va en pos de la realización del primero, el alquimista ocultista, desdeñando el oro de las minas, presta toda su Alquimia
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