Tercera Raza (Lemuriana) Ofrece tres tipos perfectamente definidos que designaremos con los nombres de tercera prima, tercera media y tercera última. La tercera prima nació bajo el imperio de Zukra (Venus), gracias a cuya influencia se desarrollaron los hermafroditas, quedando las razas separadas bajo Lohitânga (Marte), que es la encarnación de Kâma o naturaleza pasional. Como todas las formas entonces existentes en la tierra, el hombre era de estatura gigantesca. Era rojo con mucha variedad de matices; tenía la frente deprimida, la nariz chata y las mandíbulas abultadas y salientes. Los divinos andróginos eran de un hermoso y espléndido tinte rojo dorado. En esta Raza se desarrolló el órgano de la visión; al principio era un ojo único en medio de la frente (llamado más tarde tercer ojo), que brillaba como una joya en su órbita; más adelante fueron dos ojos, pero éstos no tuvieron completo uso hasta la tercera subraza de la tercera Raza; y únicamente en la cuarta Raza, cuando el tercer ojo retrocedió al interior convirtiéndose en glándula pineal, añadió el sentido de la vista a los del oído y del tacto. En cuanto a la conciencia, la tercera Raza, por su contacto con Âtma-Buddhi-Manas, demostró trinidad. A la conciencia de los contactos del fuego y del aire, añadió los del agua. El lenguaje pasó a ser monosílabico. La reproducción era de tres tipos: en la primera subraza se efectuaba por gotas de sudor, y apenas se distinguía el signo sexual en el cuerpo; gradualmente apareció la generación ovípara (tercera y cuarta subraza), produciendo seres hermafroditas al principio, y más tarde con predominio de un solo sexo, hasta que por fin nacieron del huevo varones y hembras; en la quinta subraza empieza el huevo a quedar retenido en el seno materno, y nace la criatura débil y desvalida; por último, en la sexta y séptima subrazas ya es general la generación por ayuntamiento de sexos. El hombre de la tercera Raza era contemporáneo del pterodáctilo, del megalosauro y otros animales gigantescos. La cuna de esta Raza fue la Lemuria, llamada Zâlmali en las historias antiguas.
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